El Agua como insumo estratégico para la producción agropecuaria

Ing. Agr. Roberto R. Casas*

La variabilidad climática que se viene acentuando año tras año, está produciendo  cambios en  parámetros climáticos tales como temperatura y precipitación que están impactando fuertemente sobre los suelos y el ambiente. Así en nuestra región  están aumentando en ocurrencia e intensidad  los eventos extremos como sequías y lluvias torrenciales. Fenómenos periódicos como La Niña y El Niño, que provocan  sequías e inundaciones en Argentina y países vecinos, se estima que aumentarán en intensidad y frecuencia. La situación consignada podrá incrementar los procesos erosivos por lluvia o por  viento, la disminución de la materia orgánica (especialmente por incremento de las temperaturas), y de la fertilidad del suelo. Esta situación no es otra cosa que parte de una variabilidad climática que se ha transformado en una “constante”. 

La República Argentina posee más de un 75 por ciento de su territorio bajo condiciones áridas y semiáridas y un 95 por ciento de la superficie destinada a la agricultura en secano (sin riego).  Las grandes llanuras productivas de nuestro país son áreas de elevada incertidumbre ambiental, particularmente relacionada con procesos de déficit  hídricos que condicionan la estabilidad de los rendimientos físicos y económicos de las empresas agropecuarias. Los cambios en el uso de la tierra han alterado la dinámica hidrológica.  Esta situación se visualiza claramente en el avance de la agricultura y la ganadería hacia  ambientes de mayor vulnerabilidad caracterizados por lluvias escasas y de gran variabilidad interanual. 

 Si bien es indudable que los efectos del clima siempre tienen  impacto sobre una producción  a cielo abierto, como mayoritariamente es en nuestro país, es tiempo de arbitrar las medidas adecuadas y posibles para mitigar sus consecuencias. La actual compaña agrícola, al igual que la anterior, está siendo muy afectada por la  escasez de lluvias, situación que incide negativamente en los rendimientos de  los cultivos de  verano.  La presente situación nos debe hacer reflexionar seriamente sobre la importancia del agua como insumo estratégico para la producción  y la alimentación, en relación con la salud de los suelos  y la posibilidad  de cumplir adecuadamente la función de almacenamiento y cesión gradual al cultivo a lo largo del ciclo vegetativo.  Esta consideración asume particular importancia en función de los escenarios  que plantean los modelos climáticos globales, que  proyectan  aumentos  de  temperatura  en  los  próximos 50 años para la región  agrícola de nuestro país, lo cual incrementará los procesos de evaporación y los riesgos de sequías estacionales. 

A los efectos de mitigar los efectos de la variabilidad climática se debe mejorar la calidad del proceso productivo mediante la utilización de buenas prácticas de manejo. El suelo debe convertir su espacio poroso en un verdadero silo de agua, almacenándola en períodos húmedos para poder cederla cuando falte.  Para ello resulta indispensable volver a la utilización de buenas prácticas tales como la rotación y diversificación de cultivos que mejoren la estructura y contenidos de materia orgánica,  utilización de cultivos que mantengan una  buena cobertura sobre el suelo, siembras escalonadas  y especialmente que eviten las compactaciones que reducen la infiltración y almacenamiento del agua en el perfil. 

 Grandes maestros como Florentino Ameghino y Antonio Prego manifestaban que “el agua hay que retenerla donde cae”, de tal manera de poder utilizarla en épocas de escasez. El cuidado del suelo, de su integridad y sus funciones constituye un componente fundamental en la solución del problema de las sequías. 

El 22 de marzo ha sido declarado el Día Mundial del Agua por resolución de la Asamblea General de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo realizada en Río de Janeiro en el año 1992. El objetivo es concientizar acerca de la crisis mundial de este recurso esencial para la vida y garantizar su disponibilidad en beneficio de toda la población del planeta.

  • El autor es Director del Centro para la Promoción de la Conservación del Suelo y del Agua -PROSA-FECIC; Académico de Número de las Academias Nacionales de Agronomía y Veterinaria, y de Geografía.

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