María Angélica Catán (1895-1962) se recibió de química en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires en 1917. Al tiempo, se incorporó al Instituto Bacteriológico Nacional (hoy Instituto Malbrán) donde se dedicó a estudiar las toxinas de los venenos de víboras, investigación que fue la base de su tesis. En ese lugar conoció y compartió espacio de trabajo con Bernardo Houssay.
El 9 de Junio de 1920, Catán presentó su tesis doctoral sobre la Absorción de venenos de serpientes por el carbón bajo la dirección del Dr. Alfredo Sordelli. En diciembre de ese año, Angélica y Bernardo se casaron y, luego, ella se convirtió en una gran colaboradora del futuro Premio Nobel.
Angélica nunca quiso ser identificada públicamente y prefirió el anonimato como la “compañera silenciosa” de los logros de Houssay, aunque fue muy destacado su rol histórico siendo parte de las primeras camadas de químicas de la Argentina.
La Dra. Christiane Dosne recuerda: “Angélica era una mujer preparada, era química. Ella me explicó que ayudaba mucho a su marido en la casa, en su escritorio, donde completaba las fichas de los trabajos científicos y luego las clasificaba. (…) Ambos me trataron siempre como si yo fuera una hija más junto a sus tres varones”.
En 1934, el Dr. Bernardo Houssay destacaba el apoyo brindado por su esposa, la Dra. Angélica Catán, manifestando que: “Al dedicarme a la ciencia debía elegir entre una probable situación pecuniaria holgada y una labor científica. Elegí lo mejor, lo que vale más que el dinero, con lo que salí ganando. Cierto es que conocí momentos de estrechez económica, pero en todo caso quien se sacrificó fue mi esposa, pues yo hallaba recompensas con creces en la posibilidad de trabajar. Ella no sólo aceptó la modestia económica sino que me ha ayudado constantemente en mis trabajos, con competencia y sin exteriorización alguna”.