¿Cuál es el agua más rentable y más sustentable?

Ing. Agr. MSc.  Rodolfo C. Gil
    Instituto de Suelos. INTA Castelar

El agua fue considerada desde siempre como el factor que más incide en la producción de alimentos en el mundo. Esto se entiende claramente si se parte de la base que un cultivo de maíz por ejemplo,  por cada milímetro de agua que transpira durante su ciclo de desarrollo puede producir  entre 20 y 24 kg de granos por hectárea,  soja y girasol entre 6 a 9 kg, y trigo entre 10 a 18 kg/ha, con lo cual  para obtener una cosecha satisfactoria se requerirán alrededor de 500 a 600 mm de agua disponible entre la siembra y la cosecha de estos cultivos.  Pero ese volumen de agua deberá ser extraído del suelo a través de las raíces, cabe entonces entender que el suelo se constituye en un silo de agua, y cuya capacidad de almacenaje dependerá básicamente de la textura (proporción de arcilla, limo y arena) que determina la capacidad de retener el agua para los culticos y de la profundidad  que alcancen las raíces (que normalmente superan el metro).

Si tenemos en cuenta que la mayoría de los suelos de la región chaco-pampeana pueden almacenar en un metro de profundidad alrededor de 120 a 150 mm de agua disponible para los cultivos, deducimos que aún sembrando en un  suelo totalmente humedecido, no alcanza para  satisfacer los requerimientos totales; y que será necesario  recargarlo con la infiltración de las lluvias o riegos que aporten durante el ciclo de producción, procurando reducir al máximo las pérdidas de agua innecesarias que se generan por evaporación, escurrimiento superficial y percolación; de tal manera que el agua se vaya del campo preferentemente por la transpiración de los cultivos, que es la única salida rentable y sustentable.

En otras palabras, podríamos plantear que la mejor manera de utilizar el agua del campo es convirtiéndola en biomasa vegetal.

…la única salida de agua del campo que es económicamente rentable y ambientalmente sostenible, es el agua que se va a través de la transpiración de los cultivos.

Este planteo constituye la base de la sustentabilidad del sistema de producción por: a) el impacto directo que tiene sobre los niveles de rendimiento de los cultivos, b) porque una mayor transformación del agua en material vegetal significa mayores aportes de carbono orgánico, y porque estos aportes inciden sobre las características estructurales del suelo que gobiernan la dinámica del agua, y el mantenimiento de la salud del suelo y su consecuente capacidad productiva. 

Quizá esta afirmación se entienda mejor contestando estas preguntas.

  1. ¿De qué depende que la mayor parte del agua incorporada al sistema a través de la lluvia, y/o el riego, sea almacenada en el suelo?
  2. ¿De qué depende que de esa cantidad de agua almacenada la mayor parte quede disponible y sea transpirada por el cultivo?
  3. ¿De qué depende que de esa cantidad de agua transpirada la mayor parte sea convertida en biomasa vegetal, grano o cualquier otro producto primario?

1. La capacidad de almacenamiento de agua está gobernada por la textura del suelo, pero la infiltración depende de la estructura que gobierna los poros de mayor tamaño, Esta estructura es muy afectada por el manejo del suelo, principalmente labranzas y todo aquello que se relacione con el aporte de materiales orgánicos y actividad biológica.  Por ello la degradación del suelo provocada por un manejo incorrecto afectará principalmente la macro porosidad y con ello el abastecimiento potencial de agua para el cultivo.

Prácticas de manejo orientadas a proteger la superficie del suelo y la actividad biológica como la siembra directa, con rotaciones o secuencias que incluyan cultivos voluminosos (de parte aérea y raíces) como sorgo, maíz, megatérmicas y gramíneas invernales, favorecerán el aporte de biomasa y acumulación de carbono orgánico para sostener la estructura porosa del suelo. Los cultivos de servicio intercalados entre los de cosecha, son muy efectivos para aumentar el aprovechamiento de las lluvias durante el barbecho inverno primaveral convirtiéndolos además en aportes importantes de material orgánico y cobertura de suelo.

2. La posibilidad que tienen las plantas de abastecer sus requerimientos de transpiración desde los distintos horizontes del suelo dependerá de la fracción del agua almacenada que se encuentra disponible en cada uno de ellos, del volumen de suelo explorado por raíces, y de la textura que define la conductividad hidráulica o habilidad del suelo para transmitir el agua hacia las mismas.  

Un sistema de raíces bien profundo, denso, bien distribuido en el volumen de suelo sin limitaciones (densificaciones, compactaciones) y bien aireado, permitirá una mejor exploración y un mayor aprovechamiento del agua edáfica para satisfacer las demandas de transpiración. Por lo tanto la tasa de extracción será máxima cuando no existan limitantes para la distribución uniforme de las raíces.

Por lo tanto para facilitar la extracción de agua por los cultivos se debería tener en cuenta:

  • Elección de especies y cultivares que presentan sistemas de raíces profusos y profundos, y buena capacidad de profundizar. La densidad de plantación puede constituir una estrategia para modificar el patrón de enraizamiento.
  • Evitar la formación de capas compactadas superficiales y sub-superficiales, principalmente po caída en la actividad biológica, materia orgánica y tránsito de la maquinaria..
  • Planificar las secuencias, fechas y ciclos de los cultivos de tal manera de ajustar la oferta y demanda del agua en función de la cantidad y distribución de las lluvias, y de la capacidad de almacenaje y suministro de agua de los suelos.
  • Evitar la salinización del suelo mitigando el ascenso capilar.  La mejor manera es sacando el agua del perfil vía transpiración de los vegetales y mantener cubierta la superficie del suelo para minimizar las pérdidas por evaporación causante del ascenso de las sales a la superficie.

3. Finalmente la conversión del agua en biomasa (y en rendimiento), está muy relacionada con el arte de administrar de la manera más eficiente la radiación, el agua y los nutrientes conjuntamente. El ensamble de caracteres de producción de los cultivos tales como la estructura de los cultivos en términos de distanciamiento y densidad de siembra, la fecha de siembra y elección genética, la nutrición balanceada de los cultivos y el correcto manejo integrado de los factores reductores como plagas y malezas, debe permitir aumentar la captación y transformación del agua para alcanzar altos rindes y el suficiente aporte de biomasa para sostener el carbono orgánico del suelo.

Para un uso eficiente del agua no existen recetas sino más bien estrategias por ambientes y sistemas de producción, pero donde el requisito es conocer cómo funciona el suelo en combinación con el clima y los cultivos, integralmente analizados para establecer las mejores combinaciones de manejo en cada ambiente y sistema de producción,…y recordar que la única salida de agua del campo que es económicamente rentable y ambientalmente sostenible, es el agua que se va a través de la transpiración de los cultivos.

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