Nueva nota de OPINIÓN PROSA: ¿Agricultura con reposición de nutrientes o minería de suelos?

La fertilidad de un suelo es la capacidad de proveer los nutrientes en condiciones óptimas y balanceadas en el momento requerido por las plantas,  concepto que integra aspectos físicos, químicos y biológicos Los nutrientes del suelo poseen una dinámica  que abarca a los  intercambiables de la fase sólida, los de  la solución y  los adsorbidos por la raíz de la planta. A su vez, los nutrientes de la solución del suelo son abastecidos por el proceso de mineralización de la materia orgánica y por la meteorización de los minerales. Parte de estos nutrientes son inmovilizados por los microorganismos para su crecimiento y reproducción. También se registran pérdidas por lixiviación, erosión,  precipitación y fijación.

La fertilidad por lo tanto es la resultante de múltiples procesos dinámicos,  constituyendo un componente importante de la productividad del suelo. El suelo puede ser modificado en su estado y propiedades por la agricultura a través de cambios en el ciclado, contenido y distribución de los compuestos de carbono orgánico y nutrientes del suelo. El uso agrícola del suelo conduce generalmente a procesos de degradación entre los que se encuentra la pérdida de nutrientes. Estos procesos pueden afectar la sustentabilidad de los sistemas productivos. En efecto, a diferencia de un ecosistema natural, un agroecosistema no puede autoabastecerse de nutrientes, sino que requiere la incorporación de nutrientes externos al mismo para compensar las salidas. En un ecosistema agrícola los nutrientes son constantemente extraídos y exportados. Los agricultores tratan de satisfacer la demanda de nutrientes usando  los nutrientes disponibles del suelo y el “capital de  circulación” conformado por los nutrientes provenientes de la mineralización de la materia orgánica, complementado con la aplicación de nutrientes externos. Sin embargo los nutrientes almacenados en el suelo no deben ser agotados más allá del nivel crítico para cada nutriente.

 La intensificación de la agricultura sin implementar las practicas adecuadas de conservación del suelo es una de las causas más importantes de la degradación del suelo, que se traduce en erosión, deterioro de las propiedades físicas y alteración de la composición química por acidificación y pérdida de nutrientes.

Al analizar la superficie sembrada en el país, se observa que cultivos como el sorgo, girasol y  arroz tienen una tendencia estable a lo largo de los años; las superficies sembradas con   trigo y  maíz han aumentado. Por su parte la soja ha aumentado el área sembrada año tras año principalmente a partir de la aprobación de la soja resistente al glifosato en 1996, cuadriplicando la superficie sembrada desde 1988 a 2015 (Figura 1).

Figura 1. Evolución de la superficie sembrada de principales cultivos agrícolas. Fuente: Dirección de Estimaciones Agrícolas,2020

 En los últimos años la superficie de este cultivo ha disminuido posiblemente por efectos de un período de  anulación y otro de  disminución de las retenciones al maíz  y al trigo. Como consecuencia de la situación descripta, en los últimos 31 años se ha duplicado el área sembrada pasando de 19,53 millones de  hectáreas en la campaña 1988/89 a 39,40 millones de hectáreas en  la campaña 2018/19.  En el mismo período, la producción se ha cuadruplicado  a base de mayores rendimientos (Figuras 2).

Figura 2. Superficie sembrada y producción de los principales cultivos agrícolas. Fuente: Dirección de Estimaciones agrícolas (2020).

En la Argentina, los balances de nutrientes son negativos, lo cual contribuye a la degradación de los suelos por pérdida de la fertilidad. Numerosos autores que estudiaron la evolución de la fertilidad de los suelos señalan que  en las últimas décadas se  registra una elevada extracción de nutrientes no repuestos en igual magnitud, poniendo en peligro la sustentabilidad de los sistemas productivos.

Las relaciones aplicación/extracción en grano de  nitrógeno, fósforo, potasio  y azufre  para los cuatro principales cultivos (soja, maíz, trigo y girasol) han mejorado durante los últimos Años, pero los balances de nutrientes siguen siendo negativos. Así en la campaña 2009/10 se registró una reposición via fertilización del 30% de N, 39% de P, menos del 1% de K y 29% de S (García y González Sanjuan, 2010). Los guarismos mejoraron en la campaña 2010/11, con una reposición del 39% de N, 64% de P, 6% de K y 51% de S, con una reposición global del 34,6 % ( Cruzate y Casas, 2012). Pero en la campaña 15/16 las reposiciones decrecieron. Sólo se repuso un 31% de N, 39% de P, 3,2% de K, 46% de Ca y 31% de S con una reposición global de 24,5% (Cruzate y Casas, 2017).

Las cifras correspondientes al balance entre la extracción de nutrientes por los principales cultivos y los aportes por fertilización, continúan siendo deficitarias en los suelos agrícolas de la Argentina. En la campaña 2018/19 se extrajeron 4,48 millones de toneladas de nitrógeno, fósforo, potasio, azufre y calcio, siendo la reposición de 1,71 millones de toneladas lo cual representa un 38,3 por ciento de reposición (Tabla 1)

 N (t)P (t)K (t)Ca (t)S (t)Total (t)
Fertilizante1.166.461,2312.325,743.289,194.729,999.755,51.716.561,3
Extracción2.246.633,9534.928,31.208.416,9233.194,1263.692,54.486.865,7
Balance-1.080.172,8-222.602,6-1.165.127,9-138.464,2-163.937,0-2.770.304,4
% aportado51,958,43,640,637,838,3
Tabla 1. Balance de nutrientes  (extracción por cultivos vs. reposición por fertilización), campaña 2018/19.

La situación descripta indica la existencia de sistemas productivos altamente extractivos de nutrientes, que no son sustentables, afectando negativamente los niveles de fertilidad e incrementado los procesos de degradación de los suelos y por ende, limitando el crecimiento de la producción agrícola nacional. Las áreas de mayor extracción de nutrientes están centralizadas en el norte de la provincia de Buenos Aires  y sur de Santa Fe (Figuras 3 y 4).

Figura 3.  (A) Extracción de nitrógeno en granos por superficie de cada Departamento

                  (B) Extracción de fósforo  en granos por superficie de cada Departamento

Figura 4.  (A) Extracción de potasio en granos por superficie de cada Departamento

                  (B) Extracción de azufre en granos por superficie de cada Departamento

 Al analizar el balance de los nutrientes correspondiente a la campaña agrícola 2018/19 desde el punto de vista económico, se observa que se han exportado alrededor de 2,77 millones de toneladas de elementos nutrientes en el grano, lo que representa una cifra de 1.762 millones de dólares (Figura 5).

Figura 5. Produccíón agrícola por campaña y consumo de fertilizantes en la Rep, Argentina, Fuentes: Fertilizar, 2020 y Dirección de Estimaciones Agrícolas,2020.

Resulta  necesario aumentar el consumo de fertilizantes para cerrar las brechas productivas que aún subsisten y que  permitirán alcanzar y superar las metas nacionales establecidas. Esta tecnología deberá ser acompañada de sistemas de cultivos y rotaciones que incrementen el contenido de materia orgánica del suelo, que lo preserven de la erosión y permitan la mayor captación y almacenamiento del agua pluvial, insumo que cada vez se tornará  más estratégico para la producción agropecuaria. La pérdida de fertilidad de los suelos de la región agrícola se ha acelerado en los últimos años debido a que continúa prevaleciendo considerablemente la extracción de nutrientes minerales sobre la reposición, en lo que constituye una auténtica minería de suelos. La situación consignada  atenta contra la sustentabilidad de los agroecosistemas,  limitando la consecución de  las metas productivas nacionales.

Texto  extractado del artículo  ¿Agricultura con reposición de nutrientes o minería de suelos? de Roberto R. Casas  y Gustavo A. Cruzate, publicado en la Revista de Investigaciones Científicas de la Universidad de Morón, año 4, n°8; 2021.

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